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La uva Treixadura está ganando cada vez más popularidad dentro y fuera de Galicia. Se trata de una uva autóctona de la comunidad gallega, más concretamente de la denominación de origen Ribeiro. Aunque también se pueden encontrar viñedos de esta variedad en otras denominaciones de origen gallegas y algunas zonas del norte de Portugal.
Los vinos Treixadura han sido “redescubiertos” hace unos años. Esta variedad autóctona, que fue famosa a nivel mundial hace siglos, cayó en el olvido. Recientemente los enólogos y bodegueros del Ribeiro han tratado de recuperar este vino tradicional y ponerlo en valor, no en vano fue el primero en ser exportado a América.
Hasta hace pocos años, aunque sí se utilizaba la uva Treixadura, combinada con otras uvas, era casi imposible encontrar un vino 100% Treixadura. Hoy son varias las bodegas que elaboran estos vinos monovarietales con uva Treixadura, recuperando un producto tradicional y ofreciendo un vino aromático y sabroso que hace las delicias de los amantes del vino.
La uva Treixadura está en auge, su uso se extiende cada vez más. Poco a poco va ganando importancia y es ya la segunda variedad de uva blanca más cultivada en Galicia, solo por detrás del Albariño. Recibe también otros nombres dependiendo de la zona de producción: Trincadeira, Trincadente, Trajadura o Verdelho Rubio en Portugal.
La uva Treixadura se caracteriza por racimos medianos y alargados, compactos y con granos poco uniformes en tamaño y coloración. Sus bayas tienen forma elíptica y tamaño medio, con una piel más bien gruesa y de color amarillo verdoso que adquiere tonos dorados cuando está expuesta al sol. Las cepas tienen una fertilidad media baja y elevado vigor. Es una variedad de producción media con un alto nivel cualitativo.
Se trata de una planta de brotación tardía y maduración entre media estación a tardía, por lo que es conveniente su plantación en las costeiras (laderas) con mayor insolación. Se adapta bien a los suelos frescos y bien drenados de composición granítica típicos de la comarca del Ribeiro. Tiene baja sensibilidad al mildiu y al oidio, porque es muy resistente a estas enfermedades. Por otro lado, es muy sensible a la podredumbre gris y a la excoriosis.
La uva Treixadura produce vinos expresivos, aromáticos, finos y elegantes, con toques balsámicos y notas florales, lo que hace que resulten frescos y sabrosos en el paladar. Estos vinos son un maridaje perfecto para arroces, pescado, marisco o carnes blancas. Deben servirse fríos, entre 8 y 10 grados centígrados.
Se pueden encontrar monovarietales con 100% de uva Treixadura, pero también suelen estar mezclados con otras variedades de uva gallega, pero con predominio de la Treixadura. Muchas bodegas combinan la Treixadura con la uva Albariño. Aunque también hace un perfecto ensamblaje con las variedades Loureira, Godello y Torrontés.
Por otro lado, es la uva con la que se elabora el mítico “vino tostado”, uno de los vinos dulces más especiales y exclusivos del mundo, y que tiene actualmente una producción mínima, por lo que solo está al alcance de unos pocos afortunados. Esto hace que nuestro Vino Tostado de Costeira sea el producto más especial de Viña Costeira.
Los vinos en los que predomina la Treixadura suelen tener una buena y positiva evolución en botella. La uva Treixadura produce vinos únicos y exquisitos que merece la pena catar antes de que se popularicen aún más.
Para probar vinos 100% elaborados con uva Treixadura, Val do Avia, Vía Barrosa Treixadura y Meu Treixadura son perfectas elecciones. Los apasionados de las burbujas no deberían perderse Lua Jazz Brut, el único espumoso monovarietal Treixadura del mundo. Modus Vivendi o el clásico Viña Costeira son magníficas opciones para comprobar la perfecta armonía de la Treixadura con otras uvas autóctonas gallegas.
Aunque este vino nos enseña la tradición de los primeros viticultores en su afán por recuperar las variedades autóctonas de la zona, Val do Avia es un vino con alma viajera que lleva años acompañando el camino de tantos gallegos.
Presentado bajo el título de Galician Hipster Wines, la ocasión perfecta de disfrutar de las variedades de uva más representativas de la cultura gallega, llega con la familia de varietales Vía Barrosa. Esta famosa vía fue una de las que conectaban Galicia con Roma. Así, los vinos de Vía Barrosa, brindan un matiz cercano, pero apuestan por la tradición.
“O Meu” en gallego es “lo propio”, lo que todos protegemos, como la Treixadura que contiene, mimada desde su cultivo, vendimia y elaboración. Este monovarietal con notas de frutas blancas, piel de cítricos y especias dulces, se ha convertido en un esencial de todos aquellos que lo han probado.
